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©ADAGP/Fernand Léger - Les deux tournesols - 1953
Allen Ginsberg
Sutra del Girasol
Caminé por las orillas del muelle de latas y
bananas y me senté bajo la inmensa sombra de una locomotora de la Southern
Pacific para observar el ocaso sobre las colinas de casas como cajas de zapatos
y llorar
Jack Kerouac estaba sentado junto a mí sobre un
poste de hierro, roto y herrumbroso, compañero, pensábamos los mismos
pensamientos del alma, desolados y sombríos y con la mirada triste, rodeados por
las nudosas raíces de acero de árboles de maquinaria.
La aceitosa agua del río reflejaba el cielo
enrojecido, el sol se hundió sobre los picos finales de Frisco, no hay peces en
ese arroyo, no hay ermitaño en esos montes, tan sólo nosotros mismos con ojos
legañosos y resaca como viejos vagabun-dos en la ribera del río, cansados y
taimados.
Fíjate en el Girasol, dijo él, había una sombra
gris y muerta recortándose contra el cielo, grande como un hombre, erguida seca
en lo alto de una montaña de viejísimo aserrín —
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Esta fotografía apareció junto a el artículo de Michael Grieg "Los Lively Arts en San Francisco", en la edición de febrero de 1957 de la revista Mademoiselle. Ginsberg fue posteriormente recortado de la foto para dejar la imagen de Kerouac que más tarde apareció en la sobrecubierta de la primera edición de En el camino en septiembre de 1957.
— Subí encantado atropelladamente — era mi
primer girasol, recuerdos de Blake — mis visiones — Harlem
e Infiernos de los ríos del Este, puentes
campaneantes Grasientos Sandwiches de Joe, difuntos coches de niño, ruedas
negras y sin dibujo olvidadas y sin recauchutar, el poema de la ribera, condones
& cacerolas, cuchillos de acero, nada inoxidable, sólo el hediondo cieno y
los artefactos afilados como cuchillas en tránsito hacia el pasado —
y el Girasol gris apostado contra el ocaso,
resquebrajable desolado y polvoriento co el tizne y la contaminación y el humo
de antiguas locomotoras en su ojo —
corola de indistintas púas dobladas y rotas
como una corona machacada, las semillas caídas de su faz, boca que prontamente
estará desdentada de soleado aire, rayos de sol obliterados sobre su peluda
cabeza como una reseca tela de araña de alambre,
hojas extendidas como brazos saliendo del
tallo, gesticulaciones de la raíz de serrín, trozos rotos de yeso caídos de las
negras ramitas, una mosca muerta en su oreja, Qué cosa impía y machacada eras,
mi Girasol. ¡Oh mi alma, te amé entonces!
La mugre no era mugre de hombre alguno sino
muerte y humanas locomotoras, todo aquel traje de polvo, aquel velo de
oscurecida piel de vía férrea, aquella polución de la mejilla, aquel párpado de
negra miseria, aquella enhollinada mano o falo o protuberancia de algo
artificial peor que la mugre — industrial — moderno— toda aquella civilización
moteando tu delirante áurea corona —
y aquellos desolados pensamientos de muerte y
polvorientos ojos sin amor y extremos y raíces resecas debajo, en el
amontonamiento-hogar de arena y serrín, billetes de a dólar de goma, pellejas de
maquinaria, las tripas y entrañas de sollozante y doliente automóvil, las vacías
y solitarias latas con sus oxidadas lenguas ¡ay!, qué más podría yo citar, las
ahumadas cenizas de algún cigarro pene, los coños de las carretillas y los
lechosos pechos de los automóviles, culos desgastados de sillas & esfínteres
de dinamos — todos
éstos enredados entre tus momificadas raíces —
¡y tú ahí erguido ante mí en la puesta del sol, toda tu gloria en tu forma!
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©ADAGP/Fernand Léger - Girasoles - 1951
¡La perfecta muestra de belleza de un girasol!
¡una perfecta excelente adorable existencia de girasol! ¡un dulce ojo natural
para la nueva luna enrollada despertó vivo y excitado aferrando en las sombras
del ocaso la mensual brisa dorada del amanecer!
¿Cuántas moscas zumbaron a tu alrededor
inocentes de tu mugre, mientras maldecías a los cielos del ferrocarril y de tu
alma de flor?
¿Pobre flor muerta? ¿cuándo olvidaste que eras
una flor? ¿cuándo miraste tu piel y decidiste que eras una sucia y vieja
locomotora impotente? ¿el fantasma de una locomotora? ¿el espectro y la sombra
de una otrora poderosa y demente locomotora americana?
Jamás fuiste una locomotora, Girasol, ¡fuiste
un girasol! Y tú locomotora, tú eres una locomotora, ¡no olvides lo que te
digo!
De modo que arranqué el girasol delgado como un
esqueleto y lo sujeté a mi costado como un cetro,
y entono mi sermón frente a mi alma, y también
frente a la de Jack, y de la de quienquiera que desee oírlo,
— No somos nuestra piel mugrienta, no somos
nuestra espantosa locomotora desolada polvorienta y sin imagen, todos somos
hermosísimos girasoles dorados en nuestro interior, estamos benditos por nuestra
propia semilla & nuestros dorados y peludos y desnudos cuerpos consumados
transformándose en locos formales girasoles negros acaso, espiados por nuestros
ojos bajo la sombra de la loca locomotora ocaso de ribera en Frisco visión
montañosa de latas sentados al anochecer.
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Berkeley, 1955
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©ADAGP/Fernand Léger - Los Girasoles -1953