©ADAGP/Fernand Léger - Les deux tournesols - 1953
Allen Ginsberg
Sutra del Girasol
Caminé por las orillas del muelle de latas y
bananas y me senté bajo la inmensa sombra de una locomotora de la Southern
Pacific para observar el ocaso sobre las colinas de casas como cajas de zapatos
y llorar
Jack Kerouac estaba sentado junto a mí sobre un
poste de hierro, roto y herrumbroso, compañero, pensábamos los mismos
pensamientos del alma, desolados y sombríos y con la mirada triste, rodeados por
las nudosas raíces de acero de árboles de maquinaria.
La aceitosa agua del río reflejaba el cielo
enrojecido, el sol se hundió sobre los picos finales de Frisco, no hay peces en
ese arroyo, no hay ermitaño en esos montes, tan sólo nosotros mismos con ojos
legañosos y resaca como viejos vagabun-dos en la ribera del río, cansados y
taimados.
Fíjate en el Girasol, dijo él, había una sombra
gris y muerta recortándose contra el cielo, grande como un hombre, erguida seca
en lo alto de una montaña de viejísimo aserrín —
©ADAGP/Fernand Léger - Girasoles - 1951
¡La perfecta muestra de belleza de un girasol!
¡una perfecta excelente adorable existencia de girasol! ¡un dulce ojo natural
para la nueva luna enrollada despertó vivo y excitado aferrando en las sombras
del ocaso la mensual brisa dorada del amanecer!
¿Cuántas moscas zumbaron a tu alrededor
inocentes de tu mugre, mientras maldecías a los cielos del ferrocarril y de tu
alma de flor?
¿Pobre flor muerta? ¿cuándo olvidaste que eras
una flor? ¿cuándo miraste tu piel y decidiste que eras una sucia y vieja
locomotora impotente? ¿el fantasma de una locomotora? ¿el espectro y la sombra
de una otrora poderosa y demente locomotora americana?
Jamás fuiste una locomotora, Girasol, ¡fuiste
un girasol! Y tú locomotora, tú eres una locomotora, ¡no olvides lo que te
digo!
De modo que arranqué el girasol delgado como un
esqueleto y lo sujeté a mi costado como un cetro,
y entono mi sermón frente a mi alma, y también frente a la de Jack, y de la de quienquiera que desee oírlo,
y entono mi sermón frente a mi alma, y también frente a la de Jack, y de la de quienquiera que desee oírlo,
— No somos nuestra piel mugrienta, no somos
nuestra espantosa locomotora desolada polvorienta y sin imagen, todos somos
hermosísimos girasoles dorados en nuestro interior, estamos benditos por nuestra
propia semilla & nuestros dorados y peludos y desnudos cuerpos consumados
transformándose en locos formales girasoles negros acaso, espiados por nuestros
ojos bajo la sombra de la loca locomotora ocaso de ribera en Frisco visión
montañosa de latas sentados al anochecer.
Berkeley, 1955 |
©ADAGP/Fernand Léger - Los Girasoles -1953
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