Yo tengo alma de santo; mi propietario, que es un espantable burgués; mi panadero, mi carnicero, mi tendero, que son acaso horribles canallas, todos tienen alma de santos, puesto que todos son llamados, tanto como tú y yo, tanto como San Francisco o San Pablo, a la vida eterna y comprados por el mismo precio, «magno pretio empti estis». No hay hombre que no sea santo virtualmente, y el pecado o los pecados, aun los más negros, no son más que el accidente que en nada cambia la sustancia.
Regla absoluta: un acto de amor nunca puede ser ridículo.
Léon Bloy
imagen : Nacimiento en la basílica Nuestra Señora del Rosario - Lourdes - Francia
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario