©Ernest Pignon
Cuando el mundo se reduzca a un solo bosque negro para nuestros cuatro ojos asombrados, — a una playa para dos niños fieles, — a una casa musical para nuestra clara simpatía, — te encontraré
No quede aquí abajo más que un viejo solo, tranquilo y hermoso, rodeado de «un lujo inaudito», — y abrazo tus rodillas.
Sea yo quien haya cumplido todos tus recuerdos, — ¿quién retrocede? Estamos muy alegres, — ¿quién se cae de ridículo? Cuando somos malísimos, — ¿qué harían con nosotros?
Engalánate, danza, ríe. — Nunca podré tirar el amor por la ventana
Engalánate, danza, ríe. — Nunca podré tirar el amor por la ventana
Egon Schiele - Chica con un vestido azul - 1911
He tendido cuerdas de campanario en campanario; guirnaldas de ventana en ventana; cadenas de oro de estrella en estrella, y bailo.
El alto estanque humea de continuo. ¿Qué bruja va a salir por el poniente blanco? ¿Qué violentas frondosidades van a ponerse?
Mientras los fondos públicos se consumen en fiestas de fraternidad, repica una campana de fuego rosa en las nubes.
Avivando un agradable sabor a tinta china un polvo negro llueve suavemente sobre mi velada. — Amortiguo las luces de la araña, me tumbo en la cama, y vuelto hacia el lado de la sombra os veo, ¡niñas mías! ¡reinas mías!
en Iluminaciones - 1886
Traducción: Ramón Buenaventura
Egon Schiele - Wally con una blusa roja -1913
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