Loli Iñiguez - Individualidad - óleo sobre lienzo
Podemos recordar el pasado, pero no el futuro. Lo dijo el científico británico Stephen Hawking en su conferencia de Madrid sobre la dirección del tiempo. De este modo se dibuja un vector, una flecha del tiempo, que establece con claridad, al menos en el plano psicológico una distinción entre la fracción del pasado y la del futuro.
Hawking proponía tres flechas: la psicológica, la cosmológica y la termodinámica. Esta última, la que va del orden al desorden, señala la dirección del tiempo en la que aumenta la entropía.
Con esta exposición coincide la del químico belga Ilya Prigogine, Premio Nobel en 1977. Según él, la entropía es un "indicador de evolución", Traduce en la física la existencia de una flecha del tiempo. En ella descubrimos el futuro allí donde la entropía aumenta, donde mayores son la incertidumbre y lo imprevisto, donde hay mayor originalidad.
En la repetición en lo aburrido no hay futuro. Los seres humanos mueren por aburrimiento y apatía.
Su vida se alarga cuando son activos y dinámicos, toman iniciativas y corren riesgos. Lo estático, el equilibrio es letal. Sólo lo original es portador de futuro.
El concepto de entropía proviene del campo de la termodiámica. Designa el grado de incertidumbre y de desorden de un sistema. Fue introducido por el científico alemán Clausius en 1865. En la moderna teoría de la información designa la cantidad de información ligada a un mensaje.
El futuro como flecha que tiende hacia un mayor desorden sigue la regla entrópica de hacerse cada vez más imprevisible. No es simplemente lo desconocido, pues parte del pasado y del presente también lo son, sino lo imprevisible. Todo lo que no se puede predecir es futuro.
La visión lineal y convencional del futuro, la que sólo lo considera en su dimensión temporal, ha de ser descartada.
¿Cómo se descubren las bolsas de entropía en la sociedad? Por la entropía que producen. Es el único procedimiento para saber si la sociedad evoluciona o permanece estática. Las bolsas de futuro son áreas de la sociedad regidas por la originalidad, por la transgresión, por la desviación, por la turbulencia, por los movimientos erráticos. Lo contrario de lo regulado y repetitivo, que carece de imprevisión.
Luis Crespo
mayo 1988
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