miércoles, 22 de septiembre de 2010

EN NOMBRE PROPIO (DOS)

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En una entrada anterior Gilles Deleuze nos habla del placer que produce decir cosas en nombre propio y nos pone frente a una paradoja cuando agrega que se habla en nombre propio cuando no se habla desde un Yo.
Utiliza una palabra para nombrar este proceso y es "despersonalización", palabra muy peligrosa para la clínica psicológica y la psiquiátrica, pues en esos contextos despersonalización equivale a psicosis, a esquizofrenia, vale decir a enfermedad.
También nos dice que es una despersonalización de amor (Y no de sumisión), yo lo traduciría de otra manera del francés al castellano, me gusta más decir que es el amor el que produce esa "despersonalización", el amor pondría al Yo "en cuarentena" (para utilizar una palabra informática) y estaría libre el amor para decir cosas en "nombre propio", vale decir, cosas originales, nuevas y creativas aunque sean pequeñas concepciones.
Donald Winnicott ha estado operativo cuando nos habla de dos aspectos del Yo, el Yo Verdadero y el Falso Yo. Siendo ambos yoes diferentes, pero según su teoría deben mantener una relación. El falso yo es un yo que se mueve en base a lo que sabe de memoria, a "lo que se dice", a "lo que se debe". Es un yo cerebral, frío y con tendencia a la rigidez. Es falso porque nada de lo que le sucede "pasa por el corazón", es un yo "sin carne ni sangre". A los afectos no los considera.
El verdadero yo es el contrapunto, es un yo que de entrada "no sabe", es un yo que está en contacto con los afectos, las sensaciones, para él la afectividad es una presencia. Y es la base de toda creatividad. El verdadero Yo es el que desea en el sentido deleuziano, el que ama, el que se duele. Tiene movimiento.
El falso yo tiene instrumentos para relacionarse con la realidad social y en este sentido sería una "protección"(máscara) para el yo verdadero, que es más inocente (pero mucho más "santo"). Esto es que para una persona "verdadera" el falso yo está al servicio del yo verdadero y no al revés. Winnicott nos cuenta el caso de algunos "pacientes" que descubren que tienen un yo verdadero a los sesenta o más años, y que hasta ese entonces han vivido solo con el falso yo.
Para Winnicott la enfermedad consistiría de acuerdo con estos conceptos en subordinar el verdadero yo al falso yo.
Veo una intersección aquí con la teoría de Deleuze. Cuando Deleuze habla de los Jardines del Ser y de los Jardines del Devenir. En los Jardines del Ser la naturaleza está totalmente "domesticada", los rectángulos de césped, los árboles podados con sus copas redondeadas en el intento de una esfera perfecta (aunque se pierda sombra), las flores ordenadas según tamaño y color. Los setos formando pareditas perfectas en su alineación y también con alfombras vegetales con lindos dibujos y diseños que no se pueden pisar. Son jardines que se miran pero no se tocan. Casi que son jardines prohibidos. Prohibido pisar, prohibido jugar. Prohibido tocar. Un jardín estático.
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En los jardines del Devenir las plantas crecen a su antojo, conforme van desarrollándose y extendiéndose. El hombre no interviene en ello y su carácterística es la de un jardín frondoso, opulento y misterioso. Un jardín que se está desarrollando, o sea cambiando casi todo el tiempo. Son jardines hijos de la selva, la floresta, el bosque...
La relación con Winnicott la veo en el hecho de que Deleuze ve la conveniencia de que todo Jardín debe tener los dos aspectos, los aspectos del ser para que podamos movernos dentro de él sin que las plantas nos impidan el paso y aspectos salvajes donde las flores se organicen a su antojo para tener un jardín con vida, zonas vivas y misteriosas, que compensen el aspecto aburrido del trazado del Ser.
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Sergio Canadé - setiembre de 2010 - Santa Cruz de Tenerife.
imágenes: óleos de Brad Holland - 2008

4 comentarios:

Alma dijo...

excelente...!

:)

Sergio Canadé dijo...

Muchas gracias!
Me ha gustado tu blog. Felicidades.
Sergio

Rocío González dijo...

La busqueda del eterno equilibrio, pero yo me pregunto ¿cómo llegamos a este punto?, eternamente enfrentándonos a la contradicción, ¿será acaso la sociedad que hemos creado? con sus reglas de convivencia que en su afan de regulación, nos lleva a ir en contra de nuestra naturaleza, gestando mas problemas cada vez, provocados por falsear tanto nuestro instinto...
Un abrazo, gracias por el post
Ro

Sergio Canadé dijo...

Hola. Pues sí. Me parece que sí.Yo agregaría que el ser humano está sin terminar y que es de esperar que se "mejore". He leído hace un tiempo unas consideraciones interesantes al respecto y me das la idea para una entrada con estas ideas que se va a llamar "La base".
De todas formas yo te cuestionaría el uso de las palabras eterno y eternamente
También la palabra enfrentarse. Haz la prueba de redactar lo mismo sin utilizarlas y sin utilizar el sinónimos, a ver que pasa.
un abrazo
Sergio