Man Ray: Marcel Proust en su lecho de Muerte
Una mala noticia para los amateurs de desastres: Marcel Proust deja una obra completa hasta el punto final. Eso lo sabíamos, y se leía en su rostro muerto. El mundo, no entrando más en aquel rostro, no lo atormenta más. Los que han contemplado aquel perfil tranquilo, de orden y plenitud, jamás olvidarán el espectáculo de un increíble aparato registrador inmovilizado trocado en obra de arte: una obra magistral de reposo junto a una pila de cuadernos en los que el genio del amigo continuaba palpitando, cual el reloj pulsera de los soldados muertos.
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