Robert Doisneau - Marguerite Duras - 1955 - restauración ©Sergio Canadé
“Hasta esa noche usted no había entendido cómo se podía ignorar lo que ven los ojos, lo que tocan las manos, lo que toca el cuerpo. Descubre esa ignorancia.
Usted dice: No veo nada.
Ella no responde. Duerme.
Usted la despierta. Le pregunta si es una prostituta. Con una señal dice que no.
Le pregunta por qué ha aceptado el contrato de las noches pagadas.
Ella responde con una voz aún adormecida, casi inaudible: Porque en cuanto me habló vi que le invadía el mal de la muerte. Durante los primeros días no supe nombrar ese mal. Luego, más tarde pude hacerlo.
Le pide que repita otra vez esas palabras: el mal de la muerte.
Le pregunta cómo lo sabe. Dice que se sabe sin saber cómo se sabe.
Usted le pregunta: ¿En qué el mal de la muerte es mortal?
Ella responde: En que el que lo padece no sabe que es portador de ella, de la muerte. También en que estaría muerto sin vida previa a la que morir, sin conocimiento alguno de morir a vida alguna.”
Marguerite Duras - fragmento de
El hombre sentado en el pasillo y el mal de la muerte,
Ediciones Página/12, La Sonrisa Vertical, Buenos Aires, 2000
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