EXOESQUELETO (DOS)

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Esta entrada tiene como objetivo principal contestar al comentario de Antonio al post Exoesqueleto del 22 de mayo. El nos dice lo siguiente : "Me surgen una duda y una cuestión: ¿Recurrir a las fantasías no es un fenómeno poco adaptativo, es decir, que va más bien en contra que a favor del sentido de supervivencia?" Contesto ahora esta primera parte del comentario.


En efecto, muchas veces es así, las situaciones extremas son los delirios como expresiones de la proliferación de lo imaginario. Va en contra en tanto esté desvinculada de la realidad y "actúe sola". Pero si se articula con "el principio de realidad"(Freud) e interactúa con él, la fantasía, la imaginación, es un elemento que sí puede favorecer la supervivencia. El pensamiento racional "a solas" puede obstaculizar situaciones de cambio y progreso en tanto que al parecer le gustan las cosas "terminadas". Hasta donde yo lo entiendo lo preferible sería un equilibrio, un intercambio, una interacción entre la fantasía, la imaginacion, la realidad y el intelecto. Muchos descubrimientos comienzan en la imaginación, lo que pasa es que después hay que elaborarlos y adaptarlos a las posibilidades de la realidad. Los mecanismos de defensa (el exoesqueleto) pueden ser locos o neuróticos. Un mecanismo de defensa, por ejemplo, la proyección, puede estar en un nivel psicótico, al extremo de tener una alucinación, "las voces" esquizofrénicas, donde lo fantaseado se "apodera" del ambiente o puede ser una proyección más normal, por ejemplo si estamos esperando a alguien en una esquina nos parece verlo venir aún cuando es otra persona la que se acerca, pero corregimos la proyección, nos damos cuenta de que no lo es. Aunque habíamos tenido la fantasía de que era quien esperábamos. (Y que decir, a favor de la fantasía, de la psicoterapia que llevamos a cabo con los sueños cuando dormimos)
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La segunda parte del comentario de Antonio reza lo siguiente: "y respecto a la coraza, enfermedades severas somáticas neurológicas, caracterizadas por parálisis hipertónica podrían tener que ver con la concretización de las defensas?" Aquí tengo que decir que si es una enfermedad severa neurológica estaría bien que fuese un neurólogo, especialistas del Sistema Nervioso el que contestase. Estos cuadros clinicos no los he estudiado. Lo único que puedo decir es que las corazas musculares serían somatizaciones de problemas emocionales susceptibles de ser transformados con la psicoterapia apropiada ya que las mismas en principio no tienen por motivo una falla neurológica. Lo que sí he visto es que a veces lo que comienza siendo una somatización, una conversión, de un conflicto emocional, si se cronifica, esta "coraza" se independiza del conflicto y toma una "autonomía funcional"que hay que tratarla médicamente y no con psicoterapia solamente.
Antonio Gracias por visitar y leer mi blog.
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Sergio Canadé - junio 2010 - Santa Cruz de Tenerife
imágenes: Yelmos de la colección de armaduras de Fernando de Habsburgo, archiduque de Tirol. El superior perteneció a Wolff Dietrich von Hohenems, combatió con ella al servicio de Carlos V. La central (frente) y la de la izquierda (la misma de perfil) perteneció a Alberto de Brandeburgo, duque de Prusia. La mayoría de las armaduras de la colección están diseñadas y realizadas por artesanos de Milán.
Una armadura de 1547 costó la cantidad de 1.258 florines y a esta suma hay que agregarle 463 florines para el dorado. Se trataba de un gasto enorme para un equipo que se utilizaba unos pocos años. Una armadura individual, milanesa, con mayor lujo, costó en el año 1559 unas 2.400 coronas. Para obtener esta suma un maestro de obra de la época debía trabajar 21.840 días. Estos ejemplos intentan dar una idea del valor real de estas armaduras. Podríamos compararlo con el precio actual de un automóvil de lujo, mejor aún con los aviones de uso privado. Incluso como tener un cuadro de Tiziano.
Fernando de Habsburgo llegó a pagar una fortuna para obtener en Rusia la armadura del duque de Espinoy, dentro de la cual murió afixiado.A partir del texto de Christian Beaufort. fotografías de Roberto Bigano. fuente: FMR