Vladimir Godnik
LOS CABALLOS DEL TIEMPO
Cuando los caballos del tiempo se paran a mi puerta,
siempre dudo un poco si mirarlos beber,
porque es con mi sangre con la que apagan su sed.
Me lanzan a la cara un gesto agradecido
mientras sus largos sorbos me hacen débil
y me dejan tan cansado, tan solo y abatido
que una noche pasajera invade mis párpados
y me hace de repente reponer mis fuerzas
para que, cuando vuelva sediento el carruaje,
yo esté vivo todavía y les sacie la sed.
siempre dudo un poco si mirarlos beber,
porque es con mi sangre con la que apagan su sed.
Me lanzan a la cara un gesto agradecido
mientras sus largos sorbos me hacen débil
y me dejan tan cansado, tan solo y abatido
que una noche pasajera invade mis párpados
y me hace de repente reponer mis fuerzas
para que, cuando vuelva sediento el carruaje,
yo esté vivo todavía y les sacie la sed.
Jules Supervielle
Vladimir Godnik
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