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El Bosco. El jardín de las delicias (Detalle) |
Cruje la persiana con el rítmico golpe del viento.
Silban mis oídos con su persistente palpitar.
Cuánto te molestaba ese sonido que a mí tanto me acompaña.
No vivo en un mundo vacío,
Tampoco lleno.
No vivo en un mundo solitario.
Las inclemencias perturban mi ánimo,
pero me recuerdan que estoy viva
Y que, tal vez, un poco más allá,
Un ser como mi ser, un perro, o un gato,
Están escuchando lo mismo que yo
Y se agazapan bajo las palmeras
Para sentirse seguros e inseguros
Frente al sonido que los vincula al mundo.
Mª Dolores Iñiguez
Poema dedicado a Sergio Canadé en el sexto aniversario de su partida