viernes, 18 de octubre de 2013

WINNICOTT: LA DEPRESIÓN COMO LOGRO

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                                             ©Liviu  Burlea - fotografía de la serie BODYSCAPES    



La depresión como fenómeno clínico de la infancia ha sido bien descrita y no [es] poco común; hay, no obstante, algunas afecciones físicas más bien infrecuentes que deben tenerse presentes en el momento del diagnóstico diferencial (por ejemplo, la enfermedad de Pink)

Klein (según mi punto de vista) no ha dicho que los bebés se deprimen normalmente o sea, que entran en un estado de ánimo clínico depresivo, aunque ella sabe que pueden hacerlo si enferman. Lo que sí sostuvo es que la capacidad para deprimirse, para tener una depresión reactiva, para hacer el duelo por una pérdida, no es algo innato, ni tampoco una enfermedad: sobreviene como un logro del crecimiento emocional sano, y hay un momento en el desarrollo de todo bebé sano en el cual puede decirse que ya le ha llegado esa capacidad. A esta etapa del desarrollo se la llamó "posición depresiva en el desarrollo emocional", y si se encuentra un nombre mejor, puede usárselo.
Lo importante es la nueva capacidad del bebé o del individuo para aceptar su responsabilidad en cuanto a la meta destructiva presente en el impulso de amor total, incluída la rabia por la frustración inevitable a raíz de la omnipotencia de las pretensiones del bebé. 




Para un desarrollo sano es esencial una cierta seriedad, una duda sobre el self, una necesidad de períodos de contemplación, y la propensión a fases temporarias de desesperanza. Estas situaciones pueden transformarse temporariamente en una especie de opuesto, como un día feriado es lo opuesto a una jornada laboral.
En la salud, la depresión está en potencia y en el núcleo de la personalidad, y es signo de salud. Se manifiesta en una cierta capacidad para la seriedad, así como en dudas que fácilmente pueden cobrar la forma de una mala salud física poco definida. También se presenta bajo la forma de depresión renegada, oculta en la felicidad, inquietud y animación general que asociamos mentalmente con la idea de la niñez temprana. Así pues, normalmente, en la vida total de un niño, el vaivén maníaco-depresivo aparece en idas y vueltas de la animación propia de la niñez separada intermitentemente por momentos de gran desdicha, o en la frustración interrumpida por fases de gran júbilo.

El talante depresivo rara vez se presenta como tal, excepto en el caso especial del niño  deprivado. De ordinario, la depresión se esconde bajo alguna clase de indisposición que la solicitud de la madre resuelve. En la exageración de la vivacidad del niño se oculta la depresión renegada. En la clínica pediátrica, el diagnóstico más común es el de "inquietud angustiada corriente", que se corresponde co la "hipomanía" de los adultos y apunta a la renegación de la depresión central. Podría decirse que corre peligro el logro de la capacidad para la depresión, y el niño se las ingenia para retener dicha capacidad organizando su renegación. La opción sería un grave retroceso en el desarrollo emocional, volviendo a un estado qu existió antes de la integración, y por ende antes de que se alcanzara la "posición depresiva"; en otras palabras, la locura.




Al observar a niños mayorcitos nos encontramos con la enfermedad maníaco-depresiva  organizada, que se asemeja doblemente a la que aparece en los adultos; pero en tal caso estamos ante algo inusual, a saber, una enfermedad organizada. En contraste con ello, la inquietud angustiada corriente (hipomanía)  es un estado clínico que puede presentarse en niños casi normales, y no hay una clara línea demarcatoria entre él y la conocida labilidad de la infancia y la niñez temprana, período de la vida en que las lágrimas se mezclan con el gran regocijo y el júbilo es atemperado por el pesar.

El hecho central del cual se reniega en la defensa maníaca es la muerte en el mundo interno, o un estado de muerte en todo; y en ella el acento está puesto en la vida, la vivacidad, la renegación de la muerte como hecho definitivo de la vida.

Comprender la relación de los cambios de estado de ánimo con el núcleo central de la capacidad para preocuparse, presente en la personalidad, es de enorme valor para comprender el comportamiento del niño corriente tanto en el hogar como en la escuela. 



 ©Sergio Canadé - Donald Winnicott - Ps - febrero 2013 - para Sitios en el Corazón
a partir de la imagen de portada de un libro de Dodi Goldman


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