miércoles, 6 de enero de 2010

EL ABISMO (DOS)

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.........En las puertas de las ciudades antiguas solía haber figuras de Esfinges. La figura que ilustra esta entrada es una esfinge guardiana en la ciudad de Alaca Huyuk, en Anatolia antigua (Turquía), puerta hitita del siglo XIV antes de Cristo, es una de las dos esfinges que están en ambas columnas de la entrada. Descubiertas a fines del XIX y comienzos del XX.
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Edipo también se encuentra con una esfinge a la entrada de Tebas, para pasar a la ciudad debe responder al enigma que le plantea la Esfinge que es el siguiente: ¿Cual es el animal que por la mañana camina con cuatro patas, al mediodía con dos y al atardecer con tres? Edipo tiene acierto al contestar: es el hombre. En efecto, aunque seguro que ya lo saben lo mismo lo explico: cuando bebés comenzamos a gatear, luego conseguimos la bipedestación y cuando ancianos posiblemente se necesite un bastón antes de caer. Esta respuesta lleva implícita la noción del paso del tiempo, la noción de la muerte y la especial relación que tenemos con la fuerza de gravedad, esta última relación no está bien estudiada por la psicología y ciencias afines. Es tan importante como la sexualidad y otros determinantes de nuestro desarrollo psíquico tan exahustivamente estudiados y desarrollados (narcisismo, agresión, sexo, etc.). Hace poco Bion nos hablaba de la ansiedad psicótica como el sentimiento de una "caída sin fondo", una caída que nos devora, un abismo interminable y Winnicott nos remarcó la importancia del sostén en el bebé, un bebé sano es un bebé bien sostenido.
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Volviendo a Edipo. Responder a esa pregunta era lo que permitía a los viajeros "entrar" en Tebas. Había que saber eso. Esa puerta, esa pregunta y su respuesta era lo que marcaba la diferencia entre lo social y lo natural. Sin saber eso no se podía formar parte de la sociedad. El hombre es el único animal que sabe que se va a morir, si no sabe eso no puede formar parte de un tejido social. La esfinge es el paso de lo natural a lo social, de lo crudo a lo cocido, de lo animal a lo humano. A sus espaldas Edipo tiene el desierto, el bosque, la selva; adelante, la ciudad.
Edipo tiene un impulso extraño y empuja la esfinge hacia el abismo que hay detrás de ella. Arroja a la esfinge y con ella su posibilidad social también cae en el abismo. Entra incivilizado en la ciudad y se acuesta con Yocasta, su madre. Y luego ya sabemos que pasó.
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Sergio Canadè - Santa Cruz de Tenerife - enero 2010
imagen: fotografía de Chris Hellier

1 comentario:

Rocío González dijo...

Creo que en la medida que el hombre esta 'mas civilizado', mas atado a las costumbres sociales, políticas, legales, culturales, religiosos, morales, etc., etc., etc., su confusión y sus conflictos son mayores en su psicología, puede ser consciente de ello o no. Cada uno de los apartados anteriores, tiene su normativa que generalmente suelen contraponerse con otra en algún punto, creando conflicto en los seguidores, si a eso añadimos que cada cabeza es un mundo, que cada cual interpreta esas normas en función de su propia vivencia, crianza...
Para unos cumplir con el ‘deber’ será de una manera y para otros será de otra, a pesar de estar escritas.
Alejarnos de lo natural, tiene sus consecuencias, la sociedad creada tan artificialmente en pos de obtener gobernabilidad, orden por medio de leyes y no del desarrollo de conciencia en los ciudadanos, gobernados, seguidores, solo crea confusión y finalmente falta de convicción, de compromiso, de fe.
Ha quedado en el terreno de la filosofía lo que nos acercaba al autodescubrimiento, los rituales iniciativos que contactaban al hombre consigo mismo, los guardianes del templo como las esfinges de este post, representados por animales, recordando el origen animal que llevamos dentro, por mas civilizados que parezcamos ser.
Me he extendido mucho, creo que el tema tiene vertientes muy interesantes para reflexionar.
Gracias por la oportunidad, un abrazo
Ro