©El País/EFE - Jacques Derrida
Lo relevante en la mentira no es nunca su contenido, sino la intencionalidad del que miente. La mentira no es algo que se oponga a la verdad, sino que se sitúa en su finalidad: en el vector que separa lo que alguien dice de lo que piensa en su acción discursiva referida a los otros. Lo decisivo es, por tanto, el perjuicio que ocasiona en el otro, sin el cual no existe la mentira.
Siempre pensé que el que miente es el primer defraudado de esa actitud de cobardes.
ResponderEliminarUn saludo,
Rosa María Milleiro
Hola, me gusta la asociación que has hecho entre mentira y fraude, desde luego la mentira es un ataque a la capacidad de pensar propia y ajena.
ResponderEliminarEs un teme denso. Saludos.
Sergio