©Paul Klee - Leyenda del Nilo - 1937 - pastel sobre tela
Así como toda flor se marchita y toda juventud cede a la vejez,
así florece cada grado de la vida, florece toda virtud y sabiduría a su tiempo,
Y no debe permanecer eterna.
Es preciso que a cada llamado de la vida,
el corazón esté dispuesto para la partida y un nuevo comienzo,
para entregarse con valor y sin duelo a otros nuevos lazos.
Y en cada comienzo vive un hechizo que nos protege y ayuda a vivir.
Debemos ir alegres espacio tras espacio,
y no colgar de ninguno como de una patria.
El espíritu del mundo no quiere encadenarnos,
quiere ensancharnos grado tras grado.
Apenas nos adaptamos a un círculo familiar
y vivimos íntimamente dentro de él,
nos amenaza su parálisis.
Sólo quien está preparado para la partida y el viaje,
puede liberarse del espíritu que paraliza.
Quizá la hora de la muerte
aún quiera enviarnos a nuevos espacios desconocidos.
El llamado que la vida nos hace nunca termina.
¡Adelante, pues, corazón, despídete y sana!
Hermann Hesse
Traducción: Víctor Carreño
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