jueves, 22 de agosto de 2013

CENTAUROS Y GIRASOLES

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©ADAGP/Fernand Léger - Les deux tournesols - 1953
 
 
Allen Ginsberg
 
Sutra del Girasol
 
 
Caminé por las orillas del muelle de latas y bananas y me senté bajo la inmensa sombra de una locomotora de la Southern Pacific para observar el ocaso sobre las colinas de casas como cajas de zapatos y llorar
 
Jack Kerouac estaba sentado junto a mí sobre un poste de hierro, roto y herrumbroso, compañero, pensábamos los mismos pensamientos del alma, desolados y sombríos y con la mirada triste, rodeados por las nudosas raíces de acero de árboles de maquinaria.
 
La aceitosa agua del río reflejaba el cielo enrojecido, el sol se hundió sobre los picos finales de Frisco, no hay peces en ese arroyo, no hay ermitaño en esos montes, tan sólo nosotros mismos con ojos legañosos y resaca como viejos vagabun-dos en la ribera del río, cansados y taimados.
 
Fíjate en el Girasol, dijo él, había una sombra gris y muerta recortándose contra el cielo, grande como un hombre, erguida seca en lo alto de una montaña de viejísimo aserrín —
 
 

Esta fotografía apareció junto a el artículo de Michael Grieg "Los Lively Arts en San Francisco", en la edición de febrero de 1957 de la revista Mademoiselle. Ginsberg fue posteriormente recortado de la foto para dejar la imagen de Kerouac que más tarde apareció en la sobrecubierta de la primera edición de En el camino en septiembre de 1957.



— Subí encantado atropelladamente — era mi primer girasol, recuerdos de Blake — mis visiones — Harlem

 

e Infiernos de los ríos del Este, puentes campaneantes Grasientos Sandwiches de Joe, difuntos coches de niño, ruedas negras y sin dibujo olvidadas y sin recauchutar, el poema de la ribera, condones & cacerolas, cuchillos de acero, nada inoxidable, sólo el hediondo cieno y los artefactos afilados como cuchillas en tránsito hacia el pasado —
 
y el Girasol gris apostado contra el ocaso, resquebrajable desolado y polvoriento co el tizne y la contaminación y el humo de antiguas locomotoras en su ojo —
 
corola de indistintas púas dobladas y rotas como una corona machacada, las semillas caídas de su faz, boca que prontamente estará desdentada de soleado aire, rayos de sol obliterados sobre su peluda cabeza como una reseca tela de araña de alambre,
 
hojas extendidas como brazos saliendo del tallo, gesticulaciones de la raíz de serrín, trozos rotos de yeso caídos de las negras ramitas, una mosca muerta en su oreja, Qué cosa impía y machacada eras, mi Girasol. ¡Oh mi alma, te amé entonces!
 

La mugre no era mugre de hombre alguno sino muerte y humanas locomotoras, todo aquel traje de polvo, aquel velo de oscurecida piel de vía férrea, aquella polución de la mejilla, aquel párpado de negra miseria, aquella enhollinada mano o falo o protuberancia de algo artificial peor que la mugre — industrial — moderno— toda aquella civilización moteando tu delirante áurea corona —

 

y aquellos desolados pensamientos de muerte y polvorientos ojos sin amor y extremos y raíces resecas debajo, en el amontonamiento-hogar de arena y serrín, billetes de a dólar de goma, pellejas de maquinaria, las tripas y entrañas de sollozante y doliente automóvil, las vacías y solitarias latas con sus oxidadas lenguas ¡ay!, qué más podría yo citar, las ahumadas cenizas de algún cigarro pene, los coños de las carretillas y los lechosos pechos de los automóviles, culos desgastados de sillas & esfínteres de dinamos — todos
 
éstos enredados entre tus momificadas raíces — ¡y tú ahí erguido ante mí en la puesta del sol, toda tu gloria en tu forma!


 
©ADAGP/Fernand Léger - Girasoles - 1951
 
 
¡La perfecta muestra de belleza de un girasol! ¡una perfecta excelente adorable existencia de girasol! ¡un dulce ojo natural para la nueva luna enrollada despertó vivo y excitado aferrando en las sombras del ocaso la mensual brisa dorada del amanecer!
 
¿Cuántas moscas zumbaron a tu alrededor inocentes de tu mugre, mientras maldecías a los cielos del ferrocarril y de tu alma de flor?
 
¿Pobre flor muerta? ¿cuándo olvidaste que eras una flor? ¿cuándo miraste tu piel y decidiste que eras una sucia y vieja locomotora impotente? ¿el fantasma de una locomotora? ¿el espectro y la sombra de una otrora poderosa y demente locomotora americana?
Jamás fuiste una locomotora, Girasol, ¡fuiste un girasol! Y tú locomotora, tú eres una locomotora, ¡no olvides lo que te digo!
 
De modo que arranqué el girasol delgado como un esqueleto y lo sujeté a mi costado como un cetro,

y entono mi sermón frente a mi alma, y también frente a la de Jack, y de la de quienquiera que desee oírlo,
 
— No somos nuestra piel mugrienta, no somos nuestra espantosa locomotora desolada  polvorienta y sin imagen, todos somos hermosísimos girasoles dorados en nuestro interior, estamos benditos por nuestra propia semilla & nuestros dorados y peludos y desnudos cuerpos consumados transformándose en locos formales girasoles negros acaso, espiados por nuestros ojos bajo la sombra de la loca locomotora ocaso de ribera en Frisco visión montañosa de latas sentados al anochecer.


Berkeley, 1955


 


©ADAGP/Fernand Léger - Los Girasoles -1953
 
 

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