sábado, 11 de mayo de 2013

UNA FOTOGRAFÍA (29)

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  ©Henri Cartier-Bresson - Ezra Pound - 1971 
foto restaurada digitalmente por Sergio Canadé para Sitios en el Corazón
 

Henri Cartier-Bresson tomó muchas fotos retrato durante su vida, pero su esposa, Martine Franck le acompañó a una sola - probablemente atípica - sesión de fotografía. Era la del poeta Ezra Pound en Venecia en 1971, un año antes de su muerte a los 87 años.
 
"Hubo una enorme y pesado silencio", recordó la señora Franck, quien también es fotógrafo. "Pound no dijo una palabra. Él sólo parecía condenar al mundo con sus ojos. Estuvimos allí durante unos 20 minutos. Me quedé a un lado. Me acurruqué en un rincón. Henri tomó siete cuadros ".
 
Lo que Pound sentía era imposible saberlo. Años antes, había sido internado por enfermedad mental, y en 1960, él cayó en largos períodos de silencio depresivo y dejó de escribir.
Y, sin embargo, en la imagen seleccionada por Cartier-Bresson, el pelo salvaje de Pound, el ardor en los ojos y las manos tensas parecen decir mucho sobre un anciano enfadado contra la muerte de la luz.
 
 
 
Ezra Pound :

La mujer del mercader del río: una carta


Cuando yo todavía llevaba el pelo cortado sobre la frente
jugaba en el portal delantero, recogiendo flores.
Tú viniste con zancos de madera jugando a los caballos,
caminaste junto a mi asiento, jugando con ciruelas azules
y seguimos viviendo en el pueblo de Chokan:
dos niños, sin aversión ni sospecha.

Con catorce años me casé con vos, mi señor.
Nunca me reía porque era tímida.
Bajaba la cabeza y miraba a la pared.
Aunque me llamaran mil veces, nunca volvía la cabeza.

Con quince años dejé de fruncir el ceño,
deseaba que mi polvo se mezclara con el tuyo
para siempre y para siempre y para siempre.
¿Para qué seguir vigilando?


Te fuiste cuando yo tenía dieciseis años,
te fuiste a la lejana Ku-to-yen, junto al río de los remolinos,
y has estado fuera cinco meses.
Los monos hacen un ruido muy triste por ahí arriba.
Cuando te fuiste arrastrabas los pies.
En el portal ahora ha crecido el musgo, musgos
distintos,
¡demasiado profundos para limpiarlos!
Los hojas caen pronto este otoño, por culpa del viento.
Las mariposas emparejadas ya amarillean en el agosto
sobre la hierba del jardín del oeste;
me duelen. Me hago vieja.
Si has de venir por los vados del río Kiang,
por favor, házmelo saber de antemano
y yo saldré a recibirte,
iré hasta Cho-fu-sa.


Versión castellana de Javier Calvo








    ©Musée d´Orsay/Paul Sérusier -  El Talismán,
el río Aven en el Bosque del Amor   1888
 
 

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