jueves, 20 de septiembre de 2012

BUKOWSKI, CÉLINE Y LAS GALLETITAS

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 “La primera vez que leí a Céline, me fui a la cama con una caja grande de galletitas Ritz.
Empecé a leerle y me comía una galletita Ritz, me reía, me comía una Ritz, leía.
Leí la novela entera de un tirón y me terminé la caja de galletitas. Y me levanté y tomé agua.
Tendrías que haberme visto. No me podía mover. Eso es lo que un buen escritor te puede hacer. Casi te puede matar. Un mal escritor puede hacerlo, también”.
 
 
                                                         Louis-Ferdinand Céline  (c)BPI


Bukowski narra en este escrito su primer encuentro con Céline. El hombre había conseguido el Viaje y, al parecer, se pasó toda la noche en vela leyendo, bebiendo vino y comiendo galletas. Tan absorto estaba que ni siquiera advirtió que se hizo de día. Cuando su mujer de entonces apareció en la habitación, lo encontró riendo a carcajadas, tan excitado, que a la pobre no le quedó más remedio que preguntarle qué le pasaba. Bukowski le dijo que acababa de leer al mejor escritor del mundo. La mujer replicó: creía que tú eras el mejor escritor del mundo. La respuesta fue antológica: ahora soy el segundo, nena.
 
 

 
(Años más tarde, Bukowski convirtió a Céline en protagonista de su última novela, Pulp, una parodia de las novelas policiales estilo Chandler/Hammet en la que un detective fracasado y borracho tiene que encontrar al franchute chalado por encargo de la Señora Muerte, tremenda señora, debido a que, de alguna manera, el tipo se las ha apañado para escapar del frío final de la noche.)
 
 
 
 

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