domingo, 21 de febrero de 2010

ENVIDIA (DOS)

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.....La envidia es una emoción. Una emoción desagradable. Sentir envidia es sentirse mal. Pero no solo es sentirse mal, sino que también es hacer, un hacer envidioso; conductas emparentadas con la agresión, la destructividad. La religión la ha considerado un pecado - ¡Como si dependiese de una voluntad moral!- La envidia obedece a mecanismos no tan conscientes, como los "morales", sino que se emparenta con el monto de agresión que por diversas razones lleva una persona consigo misma.

Generalmente surge cuando fuera de nosotros percibimos (y no solo con la vista) que alguien tiene logros, éxitos, que uno quisiera para sí mismo. El otro, en este caso, con su éxito, viene a poner en evidencia ante uno mismo las propias carencias, algo así como que nos hace tomar conciencia de lo que no tenemos. Pero la cosa no termina ahí, por lógica esto nos llevaría a deprimirnos ante la percepción de nuestras carencias y de nuestros sentimientos envidiosos terminaríamos sintiendo tristeza. Pues no, en la envidia hacemos algo para no habérnoslas con nosotros mismos, y este hacer supuestamente nos libra del "malestar". Con tal de no sentirla se ataca aquello que la produce, es lo que se llama "ataques envidiosos". Hablar mal de alguien, hacerle daño, y si la envidia es muy psicótica tratar de destruirlo. Con estas defensas envidiosas no nos llega a la consciencia que el verdadero problema está en el interior. Es como si no existiera el mundo interno. "Si desaparece "afuera" no me produce envidia"

Hay un refrán español que dice: "Con tal de dejarlo ciego, es capaz de quedarse tuerto", a tal extremo se puede llegar. Lo más enfermo de la envidia no es sentirla, sino lo que se puede llegar a hacer intentando sacársela de encima: destruir y atacar. Es muy común, verbalmente hablar "pestes" de otro. Horribles los delirios sistematizados envidiosos.

Envidia extrema: Ya no es solo atacar a otro, sino también a nuestros propios procesos mentales que nos puedan llevar a darnos cuenta de la verdad. Enloquecer para no enterarse de la propia debilidad. Enloquecer en el sentido literal de la palabra. Tratar de destruir lo que nos sostiene con tal de no aceptar determinadas e inevitables dependencias.


Sergio Canadé - Santa Cruz de Tenerife - febrero 2010

imagen: ilustración de Carlos Schwabe para Las flores del mal de Baudelaire - 1900
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2 comentarios:

Lais Castro dijo...

Holla! He gustado mucho de este artículo sobre la envídia. Gracias.

maryva dijo...

Muy buena entrada de post y muy bien explicado. Sin envidias el mundo funcionaria mejor :)
Un saludo.