jueves, 16 de octubre de 2008

EL GRITO

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..."Hay dos maneras de reaccionar dolorosamente a la pérdida del ser amado. Por ejemplo cuando estamos preparados para verlo partir porque está condenado por una enfermedad, vivimos su muerte con una pena infinita pero representable, como si el dolor del duelo hubiese sido nombrado antes de aparecer y el trabajo de duelo hubiese comezado ya antes de la desaparición del amado. En este caso el dolor, aunque insoportable, continúa estando integrado en nuestro yo y compone una parte de él. Si por el contrario, la pérdida del otro amado es súbita e imprevisible, el dolor se impone sin miramientos y trastorna todas las referencias de espacio, de tiempo y de identidad. Es inconcebible porque el yo no puede asimilarlo. Si tuviéramos que designar cuál de estos dos sufrimientos merece plenamente llamarse dolor, elegiríamos el segundo. El dolor siempre está marcado con el sello de la inmediatez y lo imprevisto.- ¿Cómo se experimenta corporalmente el dolor psíquico?- En los primeros instantes, el dolor psíquico se vive como un poder aniquilador. El cuerpo pierde su armazón y cae al suelo como cae un vestido de su percha. Entonces el dolor se traduce en una sensación física de desagregación y no de fragmentación. Es un derrumbe mudo del cuerpo. Ahora bien, los primeros recursos para contener ese derrumbe -que tardan en llegar- son el grito y la palabra. El antídoto más primitivo contra el dolor, al que los hombres han recurrido desde siempre, es el grito, cuando la persona puede emitirlo. Después hay palabras que resuenan en la cabeza y que intentan tender un puente entre la realidad conocida antes de la pérdida y esta realidad desconocida de hoy. Son palabras que tratan de transformar el dolor difuso del cuerpo en un dolor recogido en el alma".....
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Juan David Nasio : "El dolor de amar" París 1998
imagen: Francis Bacon: estudio para base de crucifixión

1 comentario:

Amanda dijo...

Rondando el tema...