viernes, 17 de octubre de 2008

EL DUELO

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.........."El duelo es un largo camino que comienza con el dolor vivo de la pérdida de un ser querido y que declina con la aceptación serena de su ausencia. Hacer un duelo significa aprender a vivir con la ausencia. Durante este procso el dolor se presenta en forma de arranques aislados de pesar. Para comprender la naturaleza de esos accesos dolorosos hay que concebir el duelo como un lento trabajo en el que el yo deshace pacientemente lo que había anudado brutalmente en el momento de la pérdida. El duelo consiste en deshacer lentamente lo que se cuajó precipitadamente. Por efecto del golpe que significó la pérdida, el yo invistió excesivamente la representación del amado desaparecido; luego, durante ese duelo, el yo vuelve sobre sus pasos; desinviste poco a poco la representación del amado hasta que ésta pierde su vivacidad y deja de ser un cuerpo extraño, que para él es fuente de dolor. Desinvestir la representación implica retirarle su exceso de afecto. volver a colocarla entre las otras representaciones e investirla de un modo diferente. Por consiguiente, podemos definir el duelo como un lento y penoso proceso de desamor respecto a la persona desaparecida, para comenzar a amarla de otra manera. Aclaremos este punto. Con el duelo el doliente no olvida al difunto ni deja de amarlo; sólo atenúa un apego excesivo y que ha sido una reacción a una pérdida brutal. Por ello diremos que hacer el duelo es aprender a amar de otro modo a la persona desaparecida, a amarla sin el estímulo de su presencia viva."....
....."Ahora que hemos definido el duelo como un proceso de desamor, comprenderemos que el dolor sobreviene cada vez que se reaviva un acceso de amor. En el duelo, el amor corresponde, en efecto, a la reinvestidura momentánea de una imagen que está siendo desinvestida lentamente. Y esto se produce cuando incidentalmente el doliente encuentra en la realidad algún detalle que le recuerda el tiempo en que el ser amado estaba vivo. En ese momento, en el que la fuerza del recuerdo reanima la representación del difunto y en el que el sujeto debe rendirse nuevamente ante la evidencia de la pérdida irreversible, el dolor regresa. Digámoslo claramente, hay dolor cada vez que se reanima la imagen del ser desaparecido y, simultáneamente, cada vez que me rindo a la evidencia de su ausencia. Así, los accesos de dolor que puntúan el duelo son oleadas de un amor tenaz que no quiere desaparecer."
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J.D. Nasio: "El dolor de amar" 1998
ilustración: Pat Rocha "Remembering Mrs Smith" 2008 óleo sobre lienzo

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